martes, 14 de agosto de 2007

La Gomenz, por siempre

Asi es, la vida es injusta. Se nos fue una de las personas más buenas de este planeta.
Silvia Carolina, La Gomenz querida.
No existen explicaciones que puedan darme del por qué dejan este mundo primero las personas más buenas, no pierdan su tiempo
tratando de dármelas. Quizá lo entienda estando en el más allá, pero mientras me toque seguir entre los seres humanos, no lo entenderé.
Son tantos los recuerdos, tantas las ocasiones que compartimos todos los que la conocíamos y disfrutábamos de su compañía, que tratar de
imaginarnos cómo será a partir de ahora nuestras vidas, sin tenerla entre nosotros, es algo que me da unos escalofríos y una tristeza que no
puedo describir.
Todavía me cuesta aterrizar, todavía no logro meterme en la cabeza que ya no está.
¿Quién no farreó alguna vez con La Gomenz, quién no recibió alguna vez un regalo de ella? Y no cualquier regalo, siempre era un regalo justo, un regalo útil, un regalo divertido, en fin, sólo ella sabía cómo hacerlo.
Quién no la recordará al ver una taza, o una manija, o una champañera, o una bombilla, o una linterna, o un encendedor, o un lapicito de la caricatura preferida, o los vasos de su casa, o el vestido de su hija, o un cobertor para su hijo, o qué se yo... En fin, regalos Gomenz, tantos como la imaginación de un pan de Dios podía imaginar.
Pero eso no es lo único evidentemente que nos hará recordarla, cómo olvidar a una compañera tan fiel de estudio, de farra, de timba, de vacaciones express, de vacaciones planeadas con anticipación, de compras, de almuerzos, de cumpleaños fiesta-patronal en Gomezlandia, de los pollos fiesteros, de lo que sea que se pueda compartir y disfrutar con una amiga.
Nunca en mi vida conocí a una persona que fuera tan buena amiga de tanta gente, esa clase de persona uno no la encuentra a la vuelta de la esquina, todavía me duele demasiado tener que pensar que ya no te vamos a encontrar más a la vuelta de ninguna esquina Sivita! Espero que Dios te tenga muy cerca suyo, porque con seguridad vas a hacer de su vida un lugar mejor, como lo hiciste con todos los que tuvimos la suerte de conocerte.
Dejá tu saludo, contá una historia que tuviste con ella, dejá una foto, pedile a Dios por su alma, o hacé lo que quieras, pero no te olvides de recordarla, porque ella nunca lo hubiera hecho contigo.
Hasta siempre Bobis, te recordaremos siempre con todo el cariño que tanto nos brindaste.